El Spinosaurus emerge de los pantanos como un monstruo de otro tiempo. Su imponente vela dorsal surca la niebla, delatando su presencia incluso antes de rugir. Más grande y feroz que nunca, reina supremo sobre los humedales de la isla de Saint-Hubert. Cuando caza, todo se paraliza: incluso otros depredadores se retiran. Su inteligencia y agresividad lo convierten en un oponente formidable tanto para los humanos como para otros dinosaurios. Cuando se enfrenta a un T. rex en el tercer acto, es un duelo titánico que marca un punto de inflexión en el precario equilibrio del nuevo ecosistema.