Moisés ve una zarza ardiente que no arde. Es una señal extraordinaria enviada por Dios en el desierto. Dios le habla y le confía una gran misión: liberar a su pueblo. Moisés al principio está sorprendido y asustado por esta inmensa tarea. Pero él acepta con fe, convirtiéndose en guía de los hebreos. Este momento simboliza el llamado al coraje y la libertad.