El nuevo Papa León XIV ora en el balcón de la Basílica de San Pedro. Inclina la cabeza en actitud contemplativa, con las manos entrelazadas delante de la cara. Su capa violeta con bordados dorados brilla a la luz del atardecer. Lleva el gorro blanco de los soberanos pontífices y un gran anillo dorado. Detrás de él, un cardenal y un sacerdote lo acompañan en silencio. Ante él, la plaza de San Pedro le espera en suspendida solemnidad.