El Papa León XIV celebra misa con meditación. En sus manos sostiene un cáliz de plata cincelada, símbolo de la Eucaristía. Su rostro está tranquilo y concentrado, marcado por la solemnidad del momento. Frente a él, se colocan sobre el altar varias copas de oro. Viste una casulla color crema decorada con discretos motivos litúrgicos y un solideo rojo. El sagrado silencio de la liturgia parece habitar toda la escena.